Al comienzo los hombres percibían a los fenómenos naturales como hechos realizados por seres poderosos y crueles (dioses omnipotentes). Las lluvias inundaban sus poblados. El rayo incendiaba los campos. La guerra exterminaba a sus seres queridos y el viento arrasaba sus viviendas. Paulatinamente, se vio interesado por adaptar la naturaleza a su medida. Esta transformación en el paisaje le fue permitiendo paulatinamente conocer a la naturaleza. Y así fue descubriendo que la misma tenía propiedades útiles a los humanos.
Así la lluvia después de la inundación dejaba las tierras más fértiles. También crearon un sistema de riego que le permitía obtener frutos de la naturaleza. Se aprendió a dominar el fuego, que se utilizaba para combatir a los enemigos, para forjar los metales, y esencialmente para cocinar y resistir el frío. Una vez que se lograron excedentes en la producción, se creó la posibilidad de esclavizar a los que perdían la batalla.
El viento ayudó a impulsar las naves.
De este modo ya los humanos no veían a los fenómenos naturales como crueles y poderosos. Los dioses comenzaron a ser percibidos como seres menos poderosos y más benévolos. La actividad que los hombres realizaban la llamamos “trabajo”. Proceso que relaciona la naturaleza y el hombre, que modifica a la primera y que en este proceso perfecciona las cualidades humanas. En este proceso se perfeccionan las funciones de las herramientas con las cuales se trabaja, el lenguaje con la necesidad de comunicarse durante la tarea, hasta llegar al pensamiento abstracto estimulado por la propia producción permitiéndole utilizar la razón como método de demostración.
La característica que diferencia al hombre de los otros animales es la capacidad de elaborar un plan antes de realizar cualquier actividad. En el que podemos encontrar: objetivos, herramientas, materiales, métodos, y controles para constatar si se están llevando adelante los objetivos. En este proceso de ilustración podemos percibir la importancia del proceso educativo. En primera instancia las familias cumplían una función educadora. Paulatinamente los padres elegían un preceptor para educar a sus hijos. Néstor fue el preceptor de Aquiles al que le encomendó que formara al “de los pies ligeros” en ser valiente y en saber hablar en asamblea. La preocupación por la actividad educativa la encontramos en el pensamiento de Sócrates y su llamado a que la educación la ejercieran personas capacitadas para ello, preocupado por el nivel de cultura política, sentencia que “nada bueno se puede esperar de un pueblo reunido en asamblea”. Tanto José Pedro Varela como José Enrique Rodó comparten la misma preocupación. Platón en su utopía reaccionaria se preocupa por la educación formando una meritocracia donde quienes dirigen el estado son los que alcanzaron mayores logros en su preparación académica. Aristóteles aboga por el estudio de la educación política a la que llama “ciencia soberana”, ya que es indispensable “para la existencia de los estados”. Ella es la que determina la utilidad de los conocimientos fundamentales tales como el arte militar, la administración, y la retórica.
También en nuestro país tenemos referentes poderosos para la actividad educativa como José Pedro Varela o Pedro Figari. En el primer caso se destacan los planteos en relación a la educación laica, gratuita y obligatoria. En el segundo, las columnas antimperialistas constituidas por sus obreros-artistas (artesanos).
Avanzando en un programa alternativo nos preguntamos qué objetivos debe alcanzar la educación en el siglo XXI. Nos planteamos avanzar en democracia hacia una democracia avanzada partiendo de que la libertad es “conciencia de la necesidad” y actuar en función de ella, entendiendo por necesidad el conocimiento de las leyes naturales, y la voluntad la lucha de alcanzar los objetivos teniendo en cuenta las leyes que rigen el proceso.
En el proceso educativo encontramos dos tipos de conocimiento: uno que es la transmisión de habilidades, de destrezas; y otro de carácter subjetivo (conocimientos morales, conducta del hombre en sociedad), ya que todo conocimiento trae consigo un sentimiento, por ejemplo: curiosidad e indiferencia. Para los primeros se acostumbra a usar expertos en la materia, para manejar los segundos opinamos que toda la sociedad se debe comprometer.
La formación de nuestros compatriotas debe orientarse hacia la pública felicidad que alcanzaremos con seres sanos, moralmente aptos e intelectualmente capacitados. La educación en este periodo histórico deberá continuar humanizando la naturaleza, lo que traerá consigo nuevas formas del trabajo más complejas que significará para la humanidad un complejo abordaje y la profundización de las relaciones con la naturaleza, con sus pares y con las tecnologías de vertiginosos cambios.
Nuestra escuela deberá colaborar con la superación de la contradicción entre el trabajo físico y el trabajo teórico. Para ello se esforzará en promover la ciencia y la tecnología. Apuntará a la formación científico-técnica (formación científica de carácter teórico) con la formación tecnológica (carácter práctico). Estimulará la formación humanística y la formación física, cultivando el carácter, la buena voluntad. Todo esto contribuirá a formar al “obrero artista”.
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*Prof de filosofía (IPA)